jueves, 4 de septiembre de 2008

La libertad (18 de agosto del 2008)

Frágil como un suspiro, robusta como los montes. Quebradizo cristal, estoico corcel, al galope de tus sueños vamos. Mas blanda que el agua blanda, más bravía que la mar embravecida, diosa de alas abiertas y pies descalzos, Libertad, Libertad, Libertad. Oíd mortales el grito sagrado, la proclama inasible, el anhelo imposible. Niña sobreprotegida, doncella ultrajada, en tu nombre mil guerras, mil derrotas, mil ríos de sangre y efímeras treguas. En tus manos, nosotros; y vos, en nuestras manos. Discúlpeme usted si gusto de escuchar a los gigantes , pero como no citar otra vez al cantor del viento, Don Atahualpa: “...Yo tengo tantos hermanos / que no los puedo contar,/ y una novia muy hermosa/ que se llama ¡Libertad!”. Novia resplandeciente, mujer turgente, Eva corrompible, ámala, acaríciala, bésala en la boca pero no muerdas su labios, ni asfixies su cuello, ni conviertas su piel de seda en el frío mármol de una estatua e inmóvil en la gran manzana del planeta. Su llama no se enciende sobre un monumento blanco y titánico. “Donde mora la libertad, allí está mi patria” dijo el estadista estadounidense Benjamin Franklin. Vaya que es cierto: misiles, invasiones y tanques prepotentes han llevado su bandera de estrellas y barras con Dios de su lado y en nombre, siempre, de la libertad. “Para la libertad sangro, lucho y pervivo/Para la libertad, mis ojos y mis manos, como un árbol carnal, generoso y cautivo/doy a los cirujanos” escribió Miguel Hernández. “El hombre ha nacido libre y por doquiera se encuentra sujeto con cadenas” notaba Russeau. ¿Quién oye el ruido de rotas cadenas? Los libres del mundo no responden. “El hombre nace libre, responsable y sin excusas” parece contestar Sastre. ¿La libertad es una elección o una invención? “Nadie es más esclavo que el que se tiene por libre sin serlo” escribió el poeta alemán Johann Wolfgang Goethe. ¿Adónde está la libertad? ¿Existe? Quizá, quizá, quizá. En los sueños, en las estatutos, en las banderas, en las flores o en la propia cabeza. Talvez en ninguna de ellas habite y a la vez, en cada hueco de nuestra existencia allí esté- parafraseando a Cortazar- latiendo la libertad agazapada.

Andrés Calamaro - La libertad






Pappo - A dónde está la libertad




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