jueves, 4 de septiembre de 2008

Los chicos están bien (26 de agosto del 2008)



Las húmedas lenguas del aire se atornillan al suelo y la tarde cae más pesada que nunca. Allí afuera todo es bocinas y relojes. Aquí adentro todo es música y rito. Eterna comunión. Aquí dentro están los chicos nuevamente, no tan chicos, no tan nuevos,con más kilos, hijos y cicatrices, colgándose sus viejos instrumentos, sus ancestrales armas, sus inextinguibles almas. Un puñado de lluvia eléctrica, seis cuerdas y entonces, el primer gemido de esa inigualable gloria llamada música. Música, amada música. Diosa sagrada, razón de la existencia. “La música es la reina madre y no se hable más/Silencio que a llegado ella con sus alas y flores” escribió Rodolfito en Rosario. Y en esta sala todo es alas. ¿Entenderás la música como el hombre entiende al cielo? ¿ O sabrás planear en ella sin más planes que el de tu vuelo de ave?
Allí afuera esto es un juego de niños, o de tontos, una pérdida de tiempo, un hobby caro. Aquí adentro, bien adentro, esto es lo único que existe. Esto se llama música, y algunos le dicen felicidad. “Todo un momento de felicidad ¿no es acaso suficiente para compensar una vida entera?” preguntaba Dostievsky en “Noches Blancas”. No lo sé, pero los chicos están bien. Casi no se hablan: la música-abrazo de aire y fuego- lo dice todo en esta sala. Pero claro, ustedes no los conocen, ni conocen sus canciones y entonces tiene poca relevancia decirles que después de tanto tiempo, los chicos están bien. A menos que algunas vez la música les haya besado la boca y les haya arrancado voraz e impúdicamente el corazón. Entonces no hará falta explicarles nada.

The Who - The kid are allright






Viejas Locas - Todo sigue igual




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