jueves, 4 de septiembre de 2008

San Gil (1 de septiembre de 2008)

En su día, nuestro día, glorioso día, rézale a San Gil. Huella profunda de nuestras acciones, ingenuo horizonte de nuestras palabras, giles eternos somos, a cada paso de nuestro sinuoso camino y en cada gota de nuestra pobre existencia. Rézale a San Gil, porque es su día, y es tu día. Sumérgete en la humilde jactancia de ser un tonto, un crédulo, y préndele una vela a tu patrono. Aunque las frías enciclopedias o los atávicos pasajes religiosos tergiversen nuestra fe. Porque tú, gil de goma que estiras los limites de tu desmaña, y yo, gil de estopa rastrillado por las horas impunes, sabemos que nuestra fe es tonta pero no ciega. Y que San Gil existe. Está ahí: préndele una vela. Cuando firmamos ese contrato de letra diminuta, cuando besamos la boca de un vampiro, cuando estrechamos la mano de guante blanco, cuando decimos sí debiendo decir no, cuando decimos no debiendo decir sí, cuando votamos y creemos va a cambiar todo, cuando creemos que votar no cambia nada. Ahi está San Gil, tu santo, mi santo. Préndele una vela.Cuando ofrecemos resignadamente nuestros brazos nazarenos a los agrios labios del Iscariote, cuando arrancas, oh gil. tu jornada que de 8 pasa a 12 horas y de 12 a mil y crees, o gil, que alguien te recompensará por ello. Préndele una vela a San Gil, porque nuestra fe al menos actúa de buena fe.
Oh, San Gil, dios pagano de nuestra sandez. Curioso y ambiguo, también habitas allí, en aquellos que cultivan y exprimen nuestra fe en ti y se llenan los bolsillos y se frotan las manos y hacen malabares con el mundo y , en fin, se creen vivos cuando al final son los más giles de todos. A ellos no, no les prendas ni una vela. No la necesitan: ellos mismos se prenderán y arderán un día.
A menos que creer en la justicia natural sea también otra ingenua maniobra de nuestra condición de giles. Oh San Gil empiezo a dudar: quizá mi buena fe y mi inocencia no sea otra cosa que eximirme de la culpa, y ser un gil apenas sea un traje honesto y cobardemente cómplice.

Andrés Calamaro - Hacer el tonto





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