miércoles, 3 de septiembre de 2008

Día de miércoles (30 de julio de 2008)

Alguien tuvo la delicadeza de llamarlo “un día de miércoles” y de ese modo obviar ese vocablo apropiado que-como señalaba lucidamente Fontanarrosa- los cubanos no saben pronunciar y en ello residen los grandes inconvenientes de su revolución: “mielda”. Un día de “mielda”, sería. Poca delicadeza tuvo Alejandro Lerner cuando decidió cantar “Hoy me siento como el cu…” ¿Que él haya tenido un mal día le da derecho a arruinarlos el nuestro? En fin, poca delicadeza tuvo Alejandro Lerner cuando decidió cantar… a secas. Pero volviendo a los malos días, que los hay los hay. Aunque muchos quieran negarlo con absurdo optimismo. Amanece que no es poco, dicen. Pero a veces el día es tan austero, y sabe tanto a poco, que ni el amanecer nos obsequia. Y entonces en el muro gris que la nubes erigen sobre el sol, vemos reflejado algo más que “nubosidad variable y 95% ciento de humedad”. En el él se proyectan nuestras horas pálidas, nuestra inerte rutina, nuestras infinitas frustraciones, nuestras pastillas para suicidarnos… ¡basta! No es para tanto. A veces la realidad nos excede. Pero como diría Woody Allen: “Odio la realidad pero es el único lugar donde te puedes comer un filete”. Así démosle un mordisco alas horas, aunque a veces no nos ofrezcan más que las migas y empecemos a hacer algo para que mañana pueda ser un día perfecto.

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