miércoles, 3 de septiembre de 2008

La justicia ( 6 de agosto del 2008)

Campana sonó estridente y retumbó en todos. Su eco salpicó con letras catástrofes los tabloides y en chispeantes rayos catódicos se proyectó el morbo.El horror difícilmente pueda explicarse. El error sí. Pero ¿cómo?
¿Buscando un culpable?¿Juzgando al juez que perdió el juicio o fue demasiado juicioso para juzgar? ¿Cómo ampararse en la gélida estructuración de la ley, frío papel de anaquel? O por el contrario ¿ cómo evitar la arenga demagógica de los que reclaman castigar como sea, diente por diente, ojo por ojo, hueso por hueso? ¿Cómo no apartarse por un segundo y pensar que estamos hablando con toda naturalidad de humanos con pulseras? ¿Como llega- o vuelve- la humanidad a que uno de nosotros lleve correa como un perro?
Y no estoy emitiendo un juicio compasivo ni acusatorio: me declaro incompetente para emitir ciertos juicios. Y no soy le único: en el país de los jueces de línea y lo honorables jurados de caños, danzas felinas, freaks y cuasi artistas quasimodos, la palabra justicia es un concurso al cual todavía no hemos enviado sms para dar un veredicto. Otra vez nos despabila ella, la dama ciega y equilibrada, noble palabra, reina con palacio pero sin soldados. Otra vez la justicia nos despierta sin que la encontremos. Y es que a veces la justicia, insigne mujer, es sólo una niña. Y si no cuidamos se pierde.
Cambien los decorados, pero dejen el panel: llega la hora de la discusión desmontable. Lo dijo la presidenta hace días: “Va preso el que roba una gallina”. La justicia, la injusticia. El huevo y la gallina. Mucho careo, cacareo y poco huevo. Esperemos que el atronador tañido de la campana no sea tan breve. Porque puede olvidarse, y otra noticia cubrir las horas televisivas, y justo empiezan los Juegos Olímpicos, y entonces-después de tanta palabra- todo seguirá igual. O será el mismo perro pero con distinta pulsera.

Los Cafres - Ruegan por justicia




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